Esta imagen titulada El intento de arresto de los Cinco Miembros del Parlamento es una curiosa pintura realizada sobre cristal por Charles West Cope en la Época Victoriana, concretamente en 1866. Forma parte de la decoración de uno de los corredores del Palacio del Parlamento en Westminster (Londres) y pertenece al género de la pintura de historia, por cuanto pretende representar un hecho real sucedido el 4 de enero de 1642. En la tarde de aquel día, el rey Carlos I Estuardo irrumpió en la Cámara de los Comunes con un acta de detención contra cinco miembros destacados del parlamento, a saber, John Pym, John Hampden, Denzil Holles, William Strode y Sir Arthur Hesilrige.
La acusación era de alta traición a la
corona, y se basaba en una propuesta de ley que aquellos representantes habían
elevado unos días antes, para transferir el control del ejército nacional a la
asamblea. Con anterioridad, otras disposiciones habían anulado la capacidad del
rey para introducir nuevos impuestos, habían abolido la censura y habían
ampliado los poderes de las corporaciones municipales. Todo ello colmó la
paciencia de Carlos I, que además era muy celoso de su autoridad y no quería
desprenderse de determinadas prerrogativas de su cargo, como la dirección de
las fuerzas armadas. Por otra parte, estaba convencido de que una facción del
parlamento había apoyado a los escoceses a invadir Inglaterra durante la
reciente Guerra de los Obispos, y que además estaban promoviendo revueltas
contra la monarquía. Sea como fuera, el conflicto era una clara demostración de
las diferencias políticas existentes en Inglaterra durante la primera mitad del
siglo XVII, entre los partidarios del absolutismo y los que pretendían un
gobierno democrático sustentado en la soberanía parlamentaria.
La pintura muestra al rey a la derecha, a
punto de sentarse en el sillón del presidente de la Cámara de los Comunes, que
se arrodilla ante él. Mientras tanto, los demás representantes le observan
asombrados, algunos con evidentes gestos de rechazo. Que un monarca ocupara el
asiento principal del parlamento era un hecho sin precedentes en la historia
política de Inglaterra. La costumbre era que el rey sólo entrara en la Cámara
de los Lores, nunca en la de los Comunes, y desde luego estaba completamente
fuera de lugar que utilizase el sillón presidencial como un trono. El suceso,
por tanto, fue interpretado como una intromisión absolutamente indeseable y un quebrantamiento
de los privilegios parlamentarios. Para más inri, los cinco acusados de alta
traición escaparon poco antes de la llegada del rey, así que lo que Carlos
había planificado como una estrategia de afirmación de su autoridad, produjo
justamente el efecto contrario, su propio descrédito. El monarca fue obligado a
abandonar el parlamento entre gritos de «¡Privilegio, privilegio!», las
protestas antimonárquicas se propagaron por la ciudad y al día siguiente, los
cinco acusados regresaron triunfalmente a Westminster.
Lo sucedido aquel día es considerado por los
historiadores el punto de partida de la Guerra Civil Inglesa, que se desarrolló
entre 1642 y 1648. Por supuesto influyó también el carácter autoritario de
Carlos I, que ya había disuelto antes el parlamento en varias ocasiones con el
objetivo de reinar de manera absoluta y sin oposición. La alta nobleza y la
iglesia secundaron el proceder del monarca, agrupándose en el partido de los Cavaliers
(caballeros), mientras que la pequeña nobleza rural y la burguesía trataron
de restituir las competencias del parlamento que habían sido ninguneadas,
asociándose en el partido de los Roundheads
(cabezas redondas, en inglés). El país se dividió en dos bloques antagónicos que acabaron enfrentándose en el campo de
batalla, hasta la victoria definitiva de los parlamentaristas.
La consecuencia de todo ello es bien conocida: Carlos I Estuardo fue
juzgado por traición a la nación y finalmente declarado culpable. El 29 de
enero de 1649 fue decapitado en el cadalso de Whitehall, en Londres, lo que
constituyó un hecho sin precedentes en la historia de Europa, y un claro
anticipo de lo que sucedería durante la Revolución Francesa ,
más de un siglo después. Finalmente, el Parlamento disolvió la Cámara de los Lores y convirtió
a Inglaterra en una república o Commonwealth. Es significativo que
esta pintura decore las actuales Casas del Parlamento de Londres, como eterno
recordatorio de los límites del poder que debe respetar cualquier gobernante.
En otro orden de cosas, resulta interesante comprobar cómo la pintura de historia del siglo XIX sigue
generando un riquísimo repertorio iconográfico que, por su valor emblemático,
acaba pasando al imaginario colectivo y luego es repetidamente reproducido. La imagen
que cierra este post es una captura de la película Cromwell, dirigida por Ken Hughes (1970), en la cual se representa precisamente el suceso histórico
que hemos descrito. Las similitudes entre la pintura decimonónica y la escena
cinematográfica son extraordinarias y, exceptuando el punto de vista, tanto la
caracterización de los personajes como del ambiente comparten las mismas fuentes de inspiración.
MÁS INFORMACIÓN:
http://bcw-project.org/church-and-state/first-civil-war/five-members
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