viernes, 10 de febrero de 2017

EL GRAN PAVIMENTO DE LA ABADÍA DE WESTMINSTER


La Abadía de Westminster es uno de los edificios más emblemáticos de Inglaterra por su importancia religiosa, por sus dimensiones artísticas y por su papel protagonista en el devenir de la historia y la cultura británicas. Su aspecto actual se debe mayoritariamente a la reforma y ampliación patrocinadas por Enrique III a partir de 1245, con la intención de honrar la memoria de su antecesor, el rey santo Eduardo el Confesor, quien fundó la primera abadía en 1045. El nuevo templo no sólo pretendía ser un magnífico santuario para acoger la tumba de San Eduardo, que visitaban anualmente miles de peregrinos, sino también un espacio áulico apropiado para las ceremonias de coronación y para enterrar a los sucesivos monarcas ingleses, desempeñando la función de panteón real.
El centro neurálgico del proyecto fue la zona del altar mayor, detrás del cual se encontraba el mausoleo de Eduardo el Confesor. El pavimento y otras partes de esta área fueron ornamentados por medio de intrincadas decoraciones geométricas, realizadas con piedras semipreciosas y ricos mármoles, a la manera italiana. Este tipo de decoraciones fueron desarrolladas durante buena parte de la Edad Media en iglesias de Roma y de su entorno, por un grupo de maestros italianos especializados, entre los que destacaron los miembros de la familia Cosmati. El monje inglés Richard de Ware viajó a la corte papal en 1258 para obtener confirmación oficial de su nombramiento como Abad de Westminster, y quedó impresionado por la obra de los Cosmati en la Catedral de Anagni. Así que se propuso convencer a un talentoso artista de nombre Odoricus para que fuera a Westminster a realizar un pavimento al estilo cosmati. La feliz conexión entre el mecenas y el artista dio su fruto y el nuevo suelo del altar mayor quedó completado en 1268. Hoy es el ejemplo más sobresaliente que existe fuera de Italia de esta peculiar técnica artística, heredera de la tradición musivaria grecorromana.
El Gran Pavimento de la Abadía de Westminster es un cuadrado de 7,58 m de lado. Está realizado con más de 50.000 teselas de diversas variedades de piedra (pórfido púrpura proveniente de Egipto, pórfido verde de Grecia, cristales y mármoles diversos, giallo antico, serpentina, caliza, piedra de Purbeck, etc.) recortadas en rectángulos, triángulos, círculos y otras figuras geométricas. Formalmente, la composición gira en torno a un gran círculo central de ónix de unos dos pies de diámetro, rodeado por otros cuatro círculos entrelazados. Esta figura central está inscrita en un cuadrado dispuesto transversalmente, a la manera de un rombo, y el conjunto queda a su vez enmarcado por otro cuadrado con círculos en las enjutas. Por último, toda la composición es rodeada por una cenefa de círculos y rectángulos trazados con diferentes motivos y colores.
En su origen, el pavimento conservaba una enigmática inscripción en latín que daba algunas pistas sobre la posible simbología de la obra. Por fortuna, el monje John Flete copió esa inscripción en el siglo XV, antes de que se perdiera. El texto sugiere que el complicado diseño geométrico es en realidad una imagen alegórica de las esferas del cosmos y que los colores hacen referencia a los cuatro elementos, fuego, agua, aire y tierra. Además, propone una hipotética fecha para el fin del mundo a través de una inextricable fórmula matemática, basada en la edad media de vida de varias especies de animales, que en total suman 19.683 años. Hasta que eso ocurra, podemos seguir admirando una obra singular, que ha sido convenientemente restaurada en 2011, y que constituye un buen reflejo del pensamiento medieval, en el que el orden divino de las cosas se manifiesta a través de la belleza y el arte.

MÁS INFORMACIÓN:
http://www.westminster-abbey.org/our-history/art/cosmati-pavement
https://www.periodliving.co.uk/discover/restoring-the-cosmati-pavement-at-westminster-abbey/

Este blog pretende ser un recurso didáctico para estudiantes universitarios, pero también un punto de encuentro para todas aquellas personas interesadas por la Historia del Arte. El arte es un testimonio excepcional del proceso de la civilización humana, y puede apreciarse no sólo por sus cualidades estéticas sino por su función como documento histórico. Aquí se analiza una cuidada selección de obras de pintura, escultura y otras formas de expresión artística, siguiendo en ciertos aspectos el método iconográfico, que describe los elementos formales, identifica los temas que representan e interpreta su significado en relación a su contexto histórico y sociocultural.