El monumento que lleva este nombre es sin duda
la pieza estrella del pequeño Museo de Lancaster, en Inglaterra. Se trata de
una lápida de piedra, tallada en bajorrelieve, de más de metro y medio de
altura, que marcaba el lugar en el que se encontraba la tumba de un soldado romano.
Datada entre los años 80 y 100 de nuestra era, fue excavada en Aldcliffe Road en
noviembre de 2005, y se encuentra en perfecto estado de conservación, a pesar
de que se encontró partida en varios fragmentos, que tuvieron que ser cuidadosamente
recompuestos por arqueólogos de la Universidad de Manchester y del Lancashire
Conservation.
La escena muestra a un legionario de caballería
que acaba de decapitar a un guerrero bárbaro. El cuerpo inerte del guerrero
está arrodillado en la esquina inferior derecha, mientras el caballo le pasa
por encima y el jinete le pisotea en señal de victoria. El romano agarra con la
misma mano su espada y la cabeza decapitada, dejando bien visibles el arma y el
producto de su triunfo, mientras que con la otra mano controla el caballo
encabritado. El cuerpo de la figura principal está vuelto hacia nosotros y es
de mayor tamaño que el del nativo. De esta forma se aprecia mejor la coraza, la
capa sujeta con un broche, el rostro y el casco adornado de plumas, además de figurar
simbólicamente la diferencia de jerarquía entre los civilizadores romanos y los
pueblos bárbaros. La escena es ciertamente impresionante y el mensaje es claro
y directo, aunque está plasmado con un lenguaje plástico algo tosco. Probablemente
fue realizada por un artista local que solo fue capaz de sintetizar los rasgos
faciales de manera arquetípica y utilizó simples líneas paralelas para representar
las crines del caballo o los pliegues de la capa. Un detalle curioso lo
constituyen las patas delanteras del animal, que se superponen al marco en una
suerte de escorzo bastante incorrecto.
Toda la composición se cierra en la parte superior
por un remate que adopta la forma de un arco, decorado con líneas curvas y un
gran sol en la cúspide. En la base de la estela hay una inscripción que aporta
más información sobre el personaje y el tema representado. Traducida del latín
dice: «A los dioses manes. Insus, hijo de Vodullus, ciudadano de los Treveri,
caballero del Ala Augusta, de la tropa de Victor, curator, su heredera Domitia dejó
esto colocado». Los Treveri eran una tribu de la Germania Occidental romanizada
y el término curator se utilizaba
para designar a un oficial o un intendente del ejército.
Sin ser una obra de arte sobresaliente, la
excepcionalidad de su hallazgo en un yacimiento arqueológico tan al norte de
Inglaterra, hacen de la Estela de Insus un testimonio muy significativo de la conquista
romana de Britania. Es cierto que se han encontrado otras estelas funerarias en
Inglaterra pero no con una representación tan narrativa sobre la vida del
personaje o el hecho que pretenden rememorarse. Por si fuera poco, los
arqueólogos descubrieron restos de pintura roja en la inscripción de la base. Por
consiguiente, su importancia estriba en el hecho de que puede considerarse un auténtico
documento histórico en piedra.