Esta obra, que pertenece a la colección de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, en Sevilla, representa la Plaza del Mercado o Piazza del Carmine de Nápoles, hacia 1654. Durante años se atribuyó erroneamente a Angelo María Costa pero su autor es Domenico Gargiulo, como indica su firma en el borde inferior derecho: “DG”. Recientemente ha sido exhibido al público en el Museo Thyssen de Madrid, en el marco de la interesante exposición titulada Arquitecturas pintadas.
Se trata de un cuadro de perspectivas urbanas muy característico de la pintura barroca italiana, que ponía de relieve el enorme protagonismo de la vida urbana y de las actividades sociales durante los siglos XVII y XVIII. En el cuadro se muestra con gran detallismo y variedad cromática no sólo el aspecto que tenía esta céntrica plaza napolitana sino también la bulliciosa actividad humana que se desarrollaba allí los días de mercado. El espacio está plagado de tenderetes, vendedores, compradores, personajes realizando de manera febril oficios de todo tipo, animales, carruajes y un sin fin de objetos que le convierten en el centro de la vida popular de aquella época.
Urbanísticamente, el perfil de la plaza es rectangular, cerrado por construcciones bien alineadas en el margen derecho y más abierto a la izquierda. Las calles que llegan a la plaza son anchas y rectas, herederas del planeamiento regular grecorromano y las reformas urbanísticas producidas en Nápoles durante el Renacimiento y el Barroco. Destaca la calle que vemos en perspectiva, al fondo, junto a la iglesia de Santa María del Carmine. La composición, además, resulta espectacular desde el punto de vista artístico, por la presencia del volcán Vesubio en el horizonte.
En cuanto a las edificaciones, la mayoría disponían de un espacio público en la planta baja, dedicado a tienda o taberna, mientras que la residencia se situaba en las plantas superiores. En la margen derecha se puede apreciar la larga serie de cobertizos y mostradores que sobresalen de los edificios. En las terrazas superiores, por contra, se distingue la ropa tendida al sol, haciendo referencia al ámbito privado o doméstico.
Esta plaza, fue además, el escenario de numerosos acontecimientos históricos especialmente significativos para la ciudad, como la decapitación del rey Corradino de Suevia en 1268, o la violenta represión que siguió a la sublevación de Masaniello contra los españoles en 1648. En el aspecto monumental, destaca la mencionada iglesia del Carmine al fondo, la capilla funeraria del rey Corradino en el ángulo izquierdo, y las dos fuentes ornamentales. La central fue mandada construir por el conde de Ognate, virrey de Nápoles, en el año 1653, lo que nos sirve para conocer la fecha aproximada en que Domenico Gargiulo realizó el cuadro.
Todo lo expuesto configura un espacio público de gran importancia simbólica y urbana. La plaza está imbuida de elementos religiosos, políticos, históricos y artísticos, pero además concentra un amplio abanico de actividades sociales y económicas, y es el principal escenario de las expresiones culturales del Barroco. Todavía hoy se celebra en esta plaza, cada 16 de julio, una gran fiesta en honor a la Virgen del Carmen, en la que desde época Barroca tienen lugar unos espectaculares fuegos artificiales, que se queman en el campanario de la iglesia.