Una de las construcciones más interesantes de la ciudad romana de Pompeya es la Casa della Venere in Conchiglia, llamada así por el fastuoso mural pintado al fresco en la pared sur de su jardín. Se trata de una pequeña domus o casa señorial, situada en la Via dell’Abbondanza, cerca del Anfiteatro y la Palestra Grande. La datación de sus fases constructivas es compleja porque fue erigida sobre otra construcción anterior y en el momento de la erupción del Vesubio estaba siendo restaurada. Sobre la primera edificación fue ampliado el triclinio (comedor principal) y el peristilo (jardín rodeado de columnas), en torno al cual fueron redistribuidas la mayoría de las habitaciones. Como resultado de ello la casa posee una planta irregular, con el vestíbulo desplazado hacia la derecha del eje principal, un sencillo atrio con impluvium (estanque para recoger el agua de lluvia) y un peristilo con columnas sólo en dos de sus cuatro lados.
Una de las bombas que cayó sobre Pompeya durante la Segunda Guerra Mundial, en 1943, provocó desperfectos en la casa, que afortunadamente pudo ser consolidada en 1952. Entonces fue completamernte desenterrada y restaurada. Gracias a ello, hoy es posible admirar tanto su arquitectura como la decoración del jardín, que se dispone en tres grandes recuadros consecutivos, unidos en la parte inferior por una valla pintada y otros elementos decorativos. En el panel central se sitúa la escena principal, cuyos personajes se muestran flotando en un paisaje fantástico, mientras que en los dos laterales se han figurado una estatua de Marte y una fuente de mármol colocados delante de la valla.
Esta manera de jugar con la superficie del muro creando un espacio ilusorio, mediante la introducción de paisajes o arquitecturas en perspectiva, tiene como objetivo ofrecer una falsa sensación de profundidad que lleva a confundir lo real con lo imaginario. En este caso, la pericia del pintor se explayó precisamente en el efecto de las sombras que dan volumen a la estatua de Marte y a la fuente, así como en la representación de las flores y plantas del fondo. En cuanto a los pájaros (garzas, grullas, faisanes, palomas, etc.) que se posan en la valla, revolotean por todo el espacio y beben agua de la fuente, recuerdan la famosa anécdota atribuida al maestro griego Zeuxis, de quien se decía que pintó un racimo de uvas tan bien imitado de la realidad, que los pájaros venían confundidos a picotearlo y se daban de bruces con él. A este respecto, no es casual la presencia de máscaras de teatro en el remate de ambos laterales; de hecho, la farsa teatral fue un motivo habitual en la pintura pompeyana.
La figura central, sin embargo, está menos lograda, sobre todo en el punto en el que cruza las piernas. Representa a la diosa griega Venus (Afrodita) en el momento de su nacimiento, según un modelo iconográfico que sería repetidamente imitado en siglos posteriores, en especial durante el Renacimiento italiano. Según la mitología clásica, Saturno castró a su padre Urano y arrojó sus testículos al mar. Al contacto con el agua, Venus fue engendrada espontáneamente y nació de la espuma del mar. Entonces fue recogida por una concha y empujada por un viento que la llevó a las orillas de Citera, primero, y Chipre, después, donde la recibieron las Estaciones, quienes la vistieron y la condujeron al Olimpo.
Para los romanos, Venus era una importante divinidad relacionada con el amor, la belleza y la fertilidad, además de la vegetación y los jardines. Más aún, era la diosa protectora de la ciudad de Pompeya, lo cual explica su protagonismo en la decoración de esta casa, a la que parece ser empujada por las olas del mar. La presencia de Marte en el panel lateral se explica porque éste fue amante de Venus, de cuya unión algunos mitos latinos refieren que había nacido Cupido. Y así se explica también la inclusión de los dos amorcillos, uno a cada lado de la concha.