Este grabado de Fisher Von Erlach es una
recreación de la estatua del dios Zeus, realizada por Fidias para el santuario
griego de Olimpia. Von Erlach fue un renombrado arquitecto austriaco, formado con
Bernini en Italia, que influyó notablemente en los gustos artísticos del
Imperio Habsburgo a través de su propia obra y del Plan de Arquitectura Histórica y Civil (1721), uno de los primeros
tratados de historia comparada de la arquitectura. Este libro pretendía mostrar,
mediante ilustraciones y comentarios, las más importantes construcciones de la
Antigüedad. La influencia de los principios estéticos clasicistas es bien patente,
hasta el punto de que el propio Von Erlach fue abandonando su barroquismo inicial,
para evolucionar hacia un estilo más palladiano en la última etapa de su carrera.
La imagen que reproducimos aquí está tomada
de aquel tratado y es un buen ejemplo de esa influencia clasicista. El centro de
la composición está ocupado por una recreación más o menos fidedigna de la escultura
griega de Zeus, pero el marco arquitectónico sostenido por columnas corintias y
abovedado con casetones es más característico de la arquitectura romana. Esta
mezcla de lo griego y lo romano se continúa en los edificios representados en
el paisaje del fondo. A pesar de su inexactitud, supone un esfuerzo temprano e interesante
por recuperar la visión de una de las siete maravillas del mundo antiguo.
La escultura de Zeus en Olimpia fue realizada
en marfil y oro por Fidias en el año 436 a. C. Era de tamaño colosal, pues medía
doce metros de altura y ocupaba todo el espacio central del templo consagrado a
este dios en la ciudad de Olimpia. Lamentablemente, el templo de Zeus fue
incendiado en el siglo V d.C. y la estatua desapareció, en el propio incendio
según unas fuentes, con posterioridad según otras, o en Constantinopla, adonde había
sido trasladada, según las explicaciones más aventuradas. En cualquier caso,
las excavaciones arqueológicas practicadas en Olimpia no han logrado encontrar ningún
rastro del famoso monumento de Fidias. Antes de aquello, en el siglo II d.C., el
historiador griego Pausanias hizo una minuciosa descripción de la estatua en su
obra Periégesis, V, que cito a
continuación para ser comparada con la imagen de Von Erlach.
«Zeus está sentado en
un trono de oro y marfil. Sobre la cabeza lleva una corona hecha a semejanza de
ramas de olivo. En la mano derecha sostiene una Victoria también de marfil y de
oro, con una cinta y una corona. En la izquierda sostiene un cetro adornado con
toda clase de metales, rematado por un águila. Las sandalias y el manto del
dios también son de oro. El manto está grabado con figuras de animales y flores
de lirio.
El trono está
adornado con oro y piedras preciosas, ébano y marfil, y en él aparecen
representadas formas de animales y otras imágenes. En cada una de las patas del
trono se representan cuatro Victorias bailando, y otras dos aparecen en la base
de cada pata. En las anteriores se encuentran unos muchachos tebanos raptados
por esfinges, y debajo de las esfinges Apolo y Artemisa matan con flechas a los
hijos de Níobe. Entre las patas del trono hay cuatro travesaños que unen una
pata con otra; la que está frente a la entrada lleva siete imágenes, la octava
no se sabe cómo ha desaparecido. La representación debería ser la de las
antiguas competiciones, porque en tiempos de Fidias todavía no se habían
instituido las competiciones de muchachos. Dicen que el muchacho que se ciñe la
cabeza con una cinta es Pantarces, un joven de Elis de quien se dice que fue
amante de Fidias, y Pantarces venció en la lucha entre jóvenes en la octogésima
sexta Olimpíada. En los otros travesaños aparecen en fila quienes combatieron
con Hércules contra las amazonas. El número de figuras en las dos caras es de
veintinueve, y entre los compañeros de Hércules se alinea también Teseo.
En la parte superior
del trono puso Fidias, sobre la cabeza de la estatua, por un lado las tres Gracias
y, por el otro, las tres Estaciones. Estas últimas se mencionan en la épica
como hijas de Zeus, y Homero en la Ilíada,
V, 749, habla de ellas diciendo que, como guardianas de una corte real, les
está confiado el cielo.
El escabel a los pies
de Zeus, que en Atenas se llama thranion,
lleva leones de oro y en él está grabada en relieve la lucha de Teseo contra
las Amazonas, el primer acto de valor de los atenienses contra los extranjeros.
En el pedestal que sostiene el trono y a Zeus con todos sus ornamentos aparecen
el Sol sobre su carruaje, Zeus y Hera, y luego Hefesto y a su lado la Gracia,
todos de oro. Siguen Hermes y Hestia, y después de Hestia aparece Eros que
acoge a Afrodita saliendo del mar, y Afrodita es coronada por Persuasión.
Siguen los relieves de Apolo con Artemisa y Atenea, y también Hércules;
finalmente, en el extremo del pedestal, aparecen Anfítrite y Poseidón, así como
la Luna cabalgando al parecer sobre un caballo. Algunos han dicho que la diosa
cabalga sobre un mulo, y cuentan una necia historia acerca de este.
Sé que la altura y
anchura del Zeus de Olimpia han sido medidas y transcritas, pero no alabaré a
sus medidores, porque las medidas que refieren son muy inferiores a la
impresión que produce la visión de la estatua. Es más, según cuenta la leyenda,
el propio Zeus le habría confirmado a Fidias la maestría de su obra. Cuando la
estatua estuvo terminada, Fidias rogó al dios que manifestara con un signo si
la obra era de su agrado; y se cuenta que cayó súbitamente un rayo en el punto
del pavimento que hasta mi época estaba cubierto por un ánfora. Todo el
pavimento delante de la estatua estaba compuesto de losas no blancas, sino
negras.»