martes, 22 de noviembre de 2016

EL HOMBRE LEÓN DE STADEL


Esta curiosa figura antropomorfa es una escultura de poco más de 30 cm de altura, realizada en marfil de mamut y datada entre 40.000 y 32.000 años de antigüedad, según los especialistas. La figura fue descubierta hecha pedazos en la cueva de Hohlenstein-Stadel, en el estado de Baden-Wurtemberg (Alemania), en el año 1939. Los arqueólogos Robert Wetzel y Otto Völzing no pudieron estudiarla entonces, debido al inminente inicio de la Segunda Guerra Mundial, así que fue depositada sin más, en el museo de la ciudad de Ulm. La escultura cayó en el olvido hasta que fue redescubierta treinta años después, por Joachim Hahn, durante un inventario de las piezas del museo. Entonces fue ensamblada por primera vez y catalogada como un testimonio excepcional del arte y las creencias religiosas de la cultura Auriñaciense, enmarcada en el Paleolítico Superior.
En 1997 fue restaurada por Ute Wolf y Elisabeth Schmidt, y en 2012 terminó de reconstruirse con nuevos fragmentos encontrados en la misma cueva de Stadel por el arqueólogo Claus-Joachim Kind. La interpretación de la figura es compleja y se basa en analogías con otras representaciones simbólicas procedentes del mismo período. Tiene una relación evidente con las llamadas Venus y otras figurillas de pequeño tamaño fabricadas durante el Paleolítico Superior. También se han apuntado similitudes con algunas pinturas rupestres francesas, como las de la Cueva de Chauvet que muestran seres de aspecto híbrido, aunque su cronología no coincide.
El Hombre León de Stadel es una figura humana completamente erguida, con las piernas ligeramente separadas entre sí y los brazos colocados a ambos lados, a lo largo del cuerpo. Sobre el brazo izquierdo hay grabadas siete líneas horizontales paralelas, que pueden tener un efecto decorativo, pero probablemente también simbólico. La cabeza leonina es bastante realista, puesto que incluye una correcta representación del hocico y los ojos, además de dos pequeñas orejas en la parte superior. Los estudiosos discuten si se trata de un hombre o una mujer, debido a la existencia de una lámina triangular en la entrepierna y un pliegue del abdomen; la falta de melena no es tan significativa porque no suele aparecer en las representaciones de felinos prehistóricos. En todo caso, su género podría determinarse, más que por su apariencia formal, por el tipo de divinidad que pretende personificar (¿un espíritu guerrero o una fuerza generadora de vida?).
El Hombre León de Stadel ha sido recientemente comentado por Noah Y. Harari en su magnífico ensayo Sapiens. De animales a dioses (2015). Este autor ha señalado que la figura debió tener un papel significativo en el sistema de creencias ideado por los primeros Homo Sapiens de Europa. Desde su punto de vista, la capacidad imaginativa de crear un ser humano de aspecto híbrido con cabeza de león, que no existe en la realidad, demuestra el desarrollo de destrezas mentales de orden superior que deben ponerse en el contexto de una verdadera revolución cognitiva. Esta revolución cognitiva permitió a los Sapiens progresar en una línea de pensamiento simbólico, comunicación profunda y cooperación social mucho más avanzada que la de las especies precedentes de homo. La consecuencia de ello fue el origen del sentimiento religioso, de la mitología, de la estratificación social, del comercio y de la creación de complejas ficciones que empezaron a ser compartidas socialmente, dando origen en última instancia a las primeras sociedades protohistóricas.


MÁS INFORMACIÓN:
http://www.labrujulaverde.com/2016/06/el-hombre-leon-de-ulm-primera-escultura-prehistorica-teriomorfa-descubierta

https://paleorama.wordpress.com/2013/02/02/el-hallazgo-de-nuevas-piezas-retiran-al-hombre-leon-de-ulm-de-la-exposicion-del-museo-britanico/


Este blog pretende ser un recurso didáctico para estudiantes universitarios, pero también un punto de encuentro para todas aquellas personas interesadas por la Historia del Arte. El arte es un testimonio excepcional del proceso de la civilización humana, y puede apreciarse no sólo por sus cualidades estéticas sino por su función como documento histórico. Aquí se analiza una cuidada selección de obras de pintura, escultura y otras formas de expresión artística, siguiendo en ciertos aspectos el método iconográfico, que describe los elementos formales, identifica los temas que representan e interpreta su significado en relación a su contexto histórico y sociocultural.