domingo, 18 de noviembre de 2012

IFIGENIA Y PERSEO

Entre los formidables restos arqueológicos que subsisten en el área circundante a la ciudad romana de Pompeya, destaca especialmente la Villa San Marco, en la vecina localidad de Stabia. La erupción del Vesubio, en el año 79 de nuestra era, hizo que la mayoría de estos restos se conservasen prácticamente intactos, sepultados durante siglos bajo la tierra y las cenizas generadas por el volcán.
La Villa San Marco, denominada así por existencia en sus proximidades de una capilla del siglo XVIII dedicada a este evangelista, es un vasto complejo residencial situado en un alto a las afueras del núcleo urbano de Stabia. Al igual que la mayoría de los vestigios arqueológicos del área pompeyana, fue descubierta y documentada por primera vez en la década de 1750, aunque su excavación sistemática no tuvo lugar hasta mediados del siglo XX. Se trata de una villa aristocrática fechada entre los gobiernos de los emperadores Augusto y Nerón, que comprende una superficie aproximada de 6.000 metros cuadrados e incluye dos atrios, unas termas privadas, numerosas salas y estancias, varias terrazas con vistas al exterior, un jardín rematado por una exedra, una fuente o ninfeo con un gran estanque, y un gran peristilo cuadrangular.
Los muros de esta villa están completamente decorados con pinturas al fresco del llamado IV Estilo Pompeyano. Una de las características identificativas de este estilo es la organización de los ciclos decorativos en paneles delimitados por un zócalo inferior y una cornisa superior. En la Villa San Marco los paneles, que ocupan la parte central de los muros, están pintados de un color rojo intenso y albergan figuras o paisajes orlados por un reborde, a la manera de un tapiz. Tanto las figuras como los paisajes tienen una calidad técnica y artística verdaderamente excepcional, como suele ser habitual en la pintura stabiana de aquella época. La decoración se completa en el zócalo inferior con fondos de color azul o negro, y en la cornisa superior mediante la introducción de diversos tipos de remates. Además, son frecuentes los motivos de candelabros dorados, bien como elementos divisorios entre unos paneles y otros, bien como cierre para las esquinas.
Las imágenes que reproducimos aquí son un buen ejemplo de este tipo de pintura. Pertenecen a una de las salas de descanso (dietae) situadas a un lado del ninfeo, cuya función era proporcionar un espacio para el ocio directamente conectado con el disfrute del jardín y el agua del estanque. La sala en cuestión está abierta por uno de sus lados mediante una ventana que da al jardín, así que la decoración se sitúa en las otras tres paredes. En cada una de éstas aparece una figura aislada, colocada justo en el centro de la composición, que representan respectivamente a Ifigenia (en la pared sur), a Perseo (en la pared este) y a una doncella con una vasija y un anillo (en la pared norte). Por la cornisa superior se asoman otras figuras femeninas tocando la lira y un amorcillo con una vasija, que confieren a la estancia un ambiente absolutamente encantador.
Vamos a interpretar sólo las dos figuras principales, las de Ifigenia y Perseo. La primera era hija de Agamenón y Clitemnestra. Su padre había encolerizado a la diosa Diana por haber matado una cierva en uno de sus bosques sagrados, con la única intención de presumir de su talento como cazador. Como consecuencia de ello, Diana impidió que el viento soplara durante mucho tiempo, evitando el avance de los barcos de Agamenón en su camino a la Guerra de Troya. Un adivino llamado Calcante reveló un oráculo según el cual la ira de la diosa sólo quedaría aplacada con el sacrificio de Ifigenia. Así lo aceptó el rey, pero cuando iba a comenzar el sacrificio, Diana se apiadó y sustituyó a la joven por una cervatilla. Entonces la condujo a Taúride (Crimea) y la designó sacerdotisa de su templo, con la misión de sacrificar en su honor a cualquier extranjero que pisase aquellas tierras. Su padre Agamenón, por otra parte, sería asesinado a la vuelta de la Guerra de Troya por Clitemnestra, como venganza por haber intentado matar a Ifigenia. En la pintura de la Villa San Marco Ifigenia aparece representada según su condición de sacerdotisa, vestida con una túnica verde y una capa dorada, mientras porta en una mano una antorcha y en la otra una estatuilla de la diosa Diana.
Por su parte, Perseo se muestra conforme a su iconografía tradicional, como un héroe clásico desnudo que porta un gladius (espada) en una mano y eleva con la otra la cabeza de Medusa. Esta representación sintetiza eficazmente el mito que protagonizó. Perseo era hijo de Júpiter y Dánae, a quien el rey de los dioses fecundó transformándose en lluvia de oro. El padre de Dánae, el rey de Argos Acrisio, ordenó encerrar a su hija y a Perseo en un arca y arrojarlos al mar, porque un oráculo le había predicho que moriría a manos de su nieto. El arca condujo a los dos a la isla de Séfiros, donde fueron recogidos por un pescador y llevados a presencia del rey Polidetes. Polidetes se enamoró de Dánae y, para librarse de Perseo, le encargó que le trajera la cabeza de una horrible gorgona llamada Medusa, un ser monstruoso con cabellos en forma de serpientes y una mirada capaz de petrificar a los hombres. Perseo, ayudado por los dioses Mercurio y Minerva, logró vencer a la gorgona y cortarle la cabeza. De vuelta a casa, Perseo encontró a la princesa etíope Andrómeda encadenada a una roca, dispuesta a ser sacrificada a un monstruo marino enviado por Neptuno. Enamorado de ella, Perseo la liberó y se casó con ella, después de derrotar al monstruo y vencer a los otros pretendientes petrificándoles con la mirada de Medusa. La cabeza de la gorgona fue luego entregada a la diosa Minerva, quien desde entonces la colocó en su escudo. En el camino de regreso a Argos, Perseo participó en unos juegos en la ciudad tesalia de Lárisa. Casualmente, su abuelo el rey Acrisio se encontraba presenciando dichos juegos. El héroe lanzó el disco con tan mala fortuna que golpeó a Acrisio en la cabeza y lo mató, cumpliéndose así la profecía. Avergonzado por esta muerte Perseo no quiso reinar en Argos, a pesar de ser el legítimo heredero, así que pactó un intercambio con su tío Megapentes, rey de Tirinto. Megapentes se convirtió en el nuevo rey de Argos y Perseo de Tirinto, siendo por esto considerado el fundador de la civilización micénica.

MÁS INFORMACIÓN:
http://www.stabiae.com/fountation_site/usa/Stabiae_Master_Plan_INGLESElr.pdf

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Este blog pretende ser un recurso didáctico para estudiantes universitarios, pero también un punto de encuentro para todas aquellas personas interesadas por la Historia del Arte. El arte es un testimonio excepcional del proceso de la civilización humana, y puede apreciarse no sólo por sus cualidades estéticas sino por su función como documento histórico. Aquí se analiza una cuidada selección de obras de pintura, escultura y otras formas de expresión artística, siguiendo en ciertos aspectos el método iconográfico, que describe los elementos formales, identifica los temas que representan e interpreta su significado en relación a su contexto histórico y sociocultural.