En el Museo de Cádiz se conservan varias
estatuillas de bronce procedentes del islote de Sancti Petri, que el profesor
Antonio Blanco Freijeiro identificó como fenicias, datándolas en el siglo VII
a. C. En Sancti Petri subsisten los restos arqueológicos de uno de los
santuarios religiosos más célebres del mundo antiguo, fundado en honor del dios
Melkart. La fama de este santuario era enorme, tanto por su situación
geográfica en el entorno de las Columnas de Hércules, como por la importancia del
culto recibido, según atestiguan las fuentes literarias, en particular de
Estrabón, Eratóstenes y Artemidoro.
Melkart era la forma fenicia del dios Baal y
fue adorado especialmente en la ciudad de Tiro. Era el bienhechor de los campos,
de las tareas agrícolas, de la vegetación y de la fecundidad, por lo que su
liturgia estaba asociada a los cambios de las estaciones e incluía ritos cíclicos
de muerte y resurrección. Los tirios lo adoptaron como divinidad protectora y
guía en sus viajes de exploración por el Mediterráneo, de forma que fue difundido
como dios de la navegación, de las colonizaciones fenicias y de los efectos
positivos de la civilización sobre los pueblos bárbaros. En ese contexto hay
que entender la fundación del santuario de Sancti Petri en Cádiz, es decir, en
el confín del mundo conocido en la Antigüedad.
Melkart fue posteriormente adoptado por los
griegos, que lo asimilaron a Herakles, y también por los romanos, que lo
identificaron con Hércules. Estos dos pueblos protegieron el templo gaditano y
fomentaron los mitos relacionados con las Columnas de Hércules. El Herákleion de
Sancti Petri alcanzó su máximo esplendor durante la dominación romana, sobre
todo bajo el gobierno de los emperadores hispanos Trajano y Adriano. Todavía
entonces el ceremonial religioso que acogía era de profundas raíces fenicias y llamaba
la atención por ser muy diferente del que era habitual en el resto del mundo grecorromano.
Lamentablemente el santuario fue destruido en el año 1146 por los almorávides, que
construyeron sobre sus ruinas un pequeño castillo.
Las estatuillas de bronce que reproducimos
aquí fueron halladas bajo el mar y proceden probablemente de una favissa o pozo sagrado del santuario. En
este tipo de depósitos se alojaban diversos objetos de culto que habían dejado
de utilizarse o estaban deteriorados, pero que aún mantenían su carácter divino.
Miden alrededor de 30 cm de altura y todas conservan bajo los pies sendos
pivotes, que permitían ajustarlas con firmeza a sus correspondientes pedestales
para ser exhibidas en el templo, sin tener que sostenerlas en la mano. Según
Blanco Freijeiro, dichos pedestales solían llevar el nombre del dios respectivo,
como se ve en la escultura de Astarté de El Carambolo de Sevilla, y a veces
también el del donante que había pagado la obra.
Iconográficamente, las estatuillas representan
diferentes atribuciones de Melkart y muestran las influencias culturales
recibidas por el arte fenicio, sobre todo del Antiguo Egipto. Por ejemplo, la
figura de la izquierda muestra claramente esta influencia. Su postura es hierática,
con la mirada fija en el horizonte, los brazos extendidos a lo largo del
cuerpo, los puños cerrados y el pie adelantado en actitud de caminar, igual que
en las estatuas monumentales de los faraones. La adopción del modelo
estilístico egipcio en esta estatuilla de Sancti Petri es similar a la que se
desarrolló sobre los kuroi de la
escultura griega arcaica. Abundando en el detalle, el dios aparece ataviado con
una tiara idéntica a la corona del Alto Egipto, lo que le confiere el aspecto de
un sumo sacerdote pero también de rey (la raíz fenicia de Melkart, «melk»,
significa rey).
En definitiva, se trata de un conjunto de
obras de arte de extraordinario valor para conocer de primera mano los efectos
de la colonización fenicia y los ricos trasvases culturales experimentados
durante el primer milenio a. C. en el sur de la Península Ibérica. La ocasión
de admirar estas raras estatuillas de influencia egipcia vale por sí sola la
visita al Museo de Cádiz.
Sin embargo, las ocasiones se coartan cuando
el museo ha cerrado en horario de tarde durante todo el mes de agosto de 2013,
precisamente en temporada alta de turismo, por orden de la Junta de Andalucía. No
me queda más remedio que aprovechar este blog para denunciar las nefastas
consecuencias de la política de recortes económicos de todas las
administraciones públicas, que derrochan el dinero en multitud de actividades y
cosas inútiles, amén de los numerosos casos de corrupción que cada día salen a
la luz, y en cambio no son capaces de mantener la necesaria financiación a
aquellos programas e instituciones que trabajan por la difusión de la cultura. Cerrar
un museo en verano sin tener en cuenta la opinión en contra de los turistas, de
los expertos y de los propios trabajadores del museo, es tan absurdo como
ineficaz y constituye un claro síntoma de la ineptitud, la cortedad de miras y la
falta de criterio de los políticos que desgraciadamente siguen gobernando este
país. Pero además es una forma ruin e intolerable de privar al pueblo de la
capacidad de disfrutar del patrimonio, de un patrimonio que es del pueblo y no
de los políticos.
MÁS INFORMACIÓN:
Hola Josué, muy interesante esta última entrada. Me gustaría saber si las estatuillas, además de el culto en vida, tenían alguna “misión póstuma” como en el caso de los Ushebtis en el Antiguo Egipto, cuando acompañaban al difunto en su viaje al Más Allá. ¿Tienen algún tipo de relación con éstos? Un abrazo
ResponderEliminarRosa Delfín
Hola Rosa, me alegro de volver a hablar contigo. En este caso se trata de representaciones divinas para ser exhibidas y adoradas. Ten en cuenta que fueron encontradas en un santuario, no en una tumba. El contexto en que se encuentra cualquier objeto arqueológico es muy importante para su correcta interpretación. Es verdad que por su tamaño y su estilo tienen cierto parecido con los ushebtis egipcios pero no poseen carácter funerario como aquellos; su función es diferente. Seguimos en contacto.
ResponderEliminar¡Excelente artículo! Sancti Petri no solo destaca por su historia fascinante, sino también por sus deportes acuáticos. Después de explorar en kayak, Apartamentos en Chiclana ofrece el descanso perfecto cerca de este emblemático lugar.
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